Ardió
Gualeguaychú. El
Indio Solari lo hizo otra vez, y ya nos tiene acostumbrados. La ciudad
de
Entre Ríos se mostró desbordada
entre el viernes y el sábado, aun quedando algunos resabios el domingo con alguna
cerveza, una que otra fogata, y la música de
Patricio Rey sonando en los autos.
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El Indio presentó su cuarto disco |
No había una
baldosa libre, la Turba Ricotera acaparó
cada rincón de las calles. Como cada vez que el Indio se presenta en algún lugar, ese destino fue arrasado por sus
fanáticos. Las lluvias que precedieron al día del recital no apagaron el fuego Redondo, todo lo contrario.
La noche del
viernes fue el festejo anticipado. Toda la ciudad saltó, cantó y pogueó al
ritmo de Los Redondos. La buena energía, los abrazos desconocidos y las tarareadas
masivas, todo con un brindis de por medio, se hacían lugar en el corazón de
Gualeguaychú. Los que alguna vez vivieron esta experiencia única coinciden en
que la previa es sagrada. Así fue.
Llegó el
sábado. La fiesta empezó bien temprano. El asado, las banderas y los cánticos fueron
los protagonistas de la tarde. Poco a poco, todos emprendían la caminata al Hipódromo combatiendo el frío al ritmo
de Vamo´ Los Redo´o Si vas a tocar a la luna, la luna la vamo´a
copar.
El panorama
planteaba un partido difícil. La lluvia quiso poner a prueba a toda la horda Redonda llenando de barro todo el
campo. No pasó mucho tiempo para que rebalsara de gente. El Indio se hacía esperar, la noche iba
cayendo, y el infierno se estaba
empezando a poner encantador.
Y apareció
Solari. Minutos después de las 22:30, el Indio
pisaba el escenario junto a Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado.
“Siempre somos más, qué bárbaro” tiró
antes de empezar el show, y estaba en lo cierto. Las cifras oficiales dicen que
hubo alrededor de 170 mil personas, una locura.
Como se había
podido escuchar en la prueba de sonido el día anterior, abrió el recital con Nike
es la cultura. Esta decisión se puede atribuir a que se cumplen 10 años
de su primer disco: El Tesoro de los Inocentes.
Luego llegó Chau
mohicano, tocando por primera vez en vivo material de Pajaritos,
bravos muchachitos, su nuevo disco. Recién en el cuarto tema deleitó a
los Ricoteros haciendo Fusilados
por la cruz roja.
El Indio pidió perdón por el estado del
terreno, mencionando que habían hecho todo lo posible por amenizarlo, pero que
el esfuerzo no terminó dando sus frutos. El show seguía. Me matan limón, y que la
fiesta siga. Todo el mundo cantaba y levantaba sus brazos, el fervor Ricotero estaba a flor de piel, y más
cuando sonaron los acordes de Unos pocos peligros sensatos.
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Solari en acción |
Le siguieron
varias canciones de Porco Rex y Perfumes en la tempestad, como Martinis
y Tafiroles, Black Russian, Todos a los botes, entre otros.
Pocos fueron los
temas que interpretó del último trabajo, aun así, la gente pudo vibrar con Había
una vez, Beemedobleve, A la luz de la luna, y Los
pajarita pechiblanca. Éste último fue uno de los momentos sublimes de
la noche. Subieron al escenario Sergio
Dawi, Walter Sidotti y Daniel Bucciarelli para tocar, tal como
estaba previsto.
Quien alguna vez
haya disfrutado un show de Patricio Rey,
seguramente fue glorioso ver a casi la formación completa arriba del escenario.
Era cerrar los ojos y volver por un momento a aquellos años, aunque sin Skay, claro. Para quienes lo veían por
primera vez, no podría describir el sentimiento en estas palabras. El sueño
estaba casi cumplido.
Y para no
despertar así de rápido, la formación Ricotera
redobló la apuesta. El saxo de Dawi le daba riendas a la locura de los
fanáticos con Ya nadie va a escuchar tu remera. Semilla había dejado el acordeón después Los pajarita y agarró el bajo. El éxtasis Redondo a esa altura era indescriptible. Cerraron la participación
con una reversión de Nene-nena, nada más que decir.
Luego siguieron
temas del Indio con Los Fundamentalistas
que, párrafo aparte, suenan cada vez mejor. Mi caramel machiato, Pedía
siempre temas en la radio, y el ya clásico To beef or not to beef,
con una previa mención a los argentinos que vuelven al país, “tan mal no se está acá” dijo Solari.
“La memoria es el único paraíso del que no
nos pueden expulsar”, fue otra frase que dejó, luego de dedicarle el
recital a las Madres de Plaza de Mayo,
pronto a cumplir 37 años, y recordando los 21 desaparecidos que dejó la última
dictadura militar en Gualeguaychú.
El show iba
llegando a su fin, y llamaba la atención que no se había despedido de los ex Redondos. Pero no hubo tiempo para
reflexionar, Todo un palo se hacía presente, y el Hipódromo volvía a
estallar.
Volviendo al
párrafo anterior, llegaba el gran final. Luego de una pausa, el Indio anunciaba que la orquesta estaba
de fiesta. Nuevamente subían los históricos Redondos
al escenario y enloquecían a todo el mundo con Ji Ji Ji. El Pogo más grande del mundo hizo caso
omiso al barro y al frío, ya culminando la dosis Ricotera. Las luces se prendieron, el Indio saludo y agradeció, los fuegos artificiales se hicieron presentes, la gente empezó la vuelta, feliz y relajada. Otro acto de amor se
consumó. El Indio Solari lo hizo otra
vez.
Marco Iannarelli
@MIannarelli