Afiche oficial Italia 1934 |
Si bien no pasaron cuatro años, ya es hora de volver a repasar la historia de los
mundiales. Desde +Medios te vamos a estar contando todas las cuestiones
referidas a la segunda cita mundial que tuvo nuestro querido fútbol, la Copa del Mundo Italia 1934.
No era un año más
para el mundo, más precisamente para Europa. Adolf Hitler -muerto Hindenburg-
lograba el poder total de Alemania, convirtiéndose así en el Fuhrer. En Italia mandaba el Duce, como era conocido Benito Mussolini. Es decir,
Europa se encontraba bajo la amenaza del fascismo y de los gobiernos
autoritarios, que más tarde, y no tanto, regarían de sangre y horror todo el
continente.
En este contexto se jugó un mundial. Quizás el precursor,
Mussolini utilizó este campeonato como propaganda política en búsqueda de la
consolidación de su régimen fascista. El apoyo popular que le propinaría el
rótulo de campeón máximo, sumado a la vidriera de ser un país exitoso, hizo que
el dictador italiano hiciera todo lo que estuviera a su alcance para quedarse
con el primer puesto, esto ya sea en las sombras, o quedando expresamente
deliberado su accionar antideportivo en pos del triunfo de la Azurra.
Las insignias fascistas, una constante |
De todos modos, Italia era favorita desde el vamos por su
potencial como equipo. Alimentaba ese mote de candidato la no presencia del
campeón vigente, Uruguay -los uruguayos estaban enojados con los equipos europeos que no quisieron ir a jugar el mundial anterior-. Argentina y Brasil llegaban disminuidos,
principalmente la Albiceleste, que había perdido a varias de sus figuras (en el
equipo que jugó, sólo dos jugadores habían vestido previamente la camiseta
nacional). Un caso llamativo es el de Luis Monti, que jugó el mundial para
Italia luego de haber jugado para nuestra selección cuatro años atrás. De esta
manera, se convirtió en el único jugador que jugó dos finales del mundo, pero para
dos selecciones distintas.
El papel de la Argentina fue tan modesto que sólo disputó un
partido. Perdió en el debut con Suecia por 3 a 2, por lo que el elenco criollo
volvió rápidamente al Puerto de Buenos Aires.
Grandes figuras disputaron esta competencia. Dos de ellos -por
mencionar algunos- fueron: el italiano Giuseppe Meazza (el estadio del Milán lleva
su nombre) y el austríaco Matthias Sindelar, goleador implacable.
Este mundial sufrió una modificación en su formato, con
respecto al anterior en Uruguay. No hubo fase de grupos, sino que arrancó desde
los octavos de final. Tampoco había instancia de penales en caso de empate,
sino que se debía jugar un partido desempate. Cuatro fueron las selecciones no
europeas: Argentina, Brasil, Estados Unidos y Egipto, primer combinado nacional
oriundo de África en jugar un mundial.
La Italia del Duce debutó sin problemas al golear 7 a 1 a los EE UU. En los cuartos de final
llegaban los españoles. Acá es donde vuelve a aparecer la figura de Mussolini.
En el afán de brindarle una ayuda a su equipo, la presión sobre los árbitros
fue evidente. El resultado del partido fue 1 a 1, había alargue. España quedó
con muchos jugadores lesionados producto del juego violento que aplicó Italia,
y ante la vista gorda de quien se vestía de negro. El partido desempate,
también parejo, se desniveló por un gol de Meazza. Triunfo de Italia, con
Austria en semifinales.
Uno de los rivales más difíciles que le podía tocar a
Italia, y a Mussolini, claro. De todos modos, el local volvía a imponerse por
la mínima, y con gol de Guaita -uno de los argentinos que jugaba en el equipo-, pasaba a la final del mundial. El objetivo
estaba cerca.
Festejo de Italia. Pozzo en andas |
El partido definitorio era contra Checoslovaquia. En el Estadio del Partido Nacional Fascista había más de 45 mil almas, la mayoría
funcionarios y allegados al partido del dictador, el cual hacía alusión el nombre de la
cancha.
Mussolini fue claro en el mensaje previo que le dejó a
Vittorio Pozzo, DT del equipo Azurro: “…usted es el único responsable del
éxito, pero que Dios lo ayude si llega a fracasar…”. La suerte estaba echada,
pero también el resultado, era difícil imaginar que Italia no fuera el campeón.
Y así fue, los italianos se impusieron 2 a 1 sobre los
checoslovacos, y el 10 de junio de 1934, Italia se coronaba como el segundo
campeón de la historia de los mundiales. Un campeón que se sabía de antemano,
donde la locura y la ambición de un personaje olvidable de la historia de nuestra
humanidad, manchó por aquellos años al deporte que tanto nos moviliza.
Curiosidades de Italia 1934
- Se izó por primera vez la bandera de la FIFA en las canchas.
- Las camisetas de los equipos incorporan los escudos de su federación. Aparece también, en algunos modelos, el escote en v.
- Las sedes fueron Roma, Trieste, Florencia, Bologna, Génova, Milán, Nápoles y Turín. En el caso de Roma y Turín, los estadios fueron rebautizados por Estadio Nacional del Partido Fascista y Estadio Mussolini, respectivamente.
- Otra de las locuras de Mussolini fue la de crear una copa para el campeón: La Copa del Duce, varias veces más grande que la que otorgaba la FIFA.
- Se inauguraron palcos para la prensa "Tribuna Stampa".
- El goleador fue Oldrich Nejedly de Checoslovaquia, con 5 goles.
Por Marco
Iannarelli
Fuentes:
-es.fifa.com
-"El libro de oro del mundial" Arte Gráfico Editorial Argentino S.A, Diario Clarín.
-"El libro de oro del mundial" Arte Gráfico Editorial Argentino S.A, Diario Clarín.