Se terminó la
larga agonía, River es campeón. Seis años tuvieron que pasar para que el
Millonario consiguiese una nueva estrella, la número 35 de su historia. Más de
dos mil días de espera, de angustias, de tristezas, de enojos, de un andar
errante, incongruente con los 113 años de vida riverplatense.
Desde el 2008 a
esta parte, River sólo había conseguido un título, el Clausura de ese año. Pero
la falta de lauros no fue el problema que afrontó la institución de Núñez. Los
malos resultados deportivos fueron la consecuencia de una dirigencia negligente
-con José María Aguilar y Mario Israel como principales responsables-,
desinteresada del futuro del club y abocada a llenar sus bolsillos en
detrimento de uno de los equipos más grande del país.
|
El Festejo del Clausura 2008 |
Así, River se
acostumbró a deambular en los puestos bajos de la tabla. Se fue Simeone, llegó
Gorosito, luego Astrada, Cappa y J.J. López. Aguilar ya no era el presidente, Daniel
Alberto Passarella convenció al socio que llegaba para sanear la vida deportiva
y económica de River. El nuevo presidente, e ídolo del club, lejos estuvo de
lograr eso.
El desenlace de
estos desmanejos es historia conocida. La grandeza del River multicampeón, del
equipo que formó entre sus filas a los mejores nombres de la historia del
fútbol argentino, sufrió una herida
de muerte. Pero el Millonario no se rindió, agachó la cabeza y peleó por volver
al lugar de donde no se tendría que haber ido.
Para esa etapa
contó no sólo con la vuelta de referentes como Cavenaghi y Domínguez, sino también
con la presencia de Almeyda como técnico, quien decidió colgar los botines,
arremangarse la camisa y ponerle el pecho a una situación desconocida, tanto como
insólita, para todo el mundo River.
Las ingratitudes
del fútbol, así como se le puede adjudicar a otra mala decisión de Passarella,
hicieron que el Pelado tuviese que dar un paso al costado a la dirección
técnica del club. Fuera el ex volante de la selección argentina, el clamor popular
pidió por su técnico devoto: Ramón Ángel Díaz. El Riojano marcó una época
dorada en los ´90: tricampeonatos, Libertadores y Supercopa, su designación era
lógica.
Pese a la
enemistad conocida, Passarella fue por él. Si la movida fue política, al hincha
poco le importó, el DT más ganador volvía al club. Ramón, sin los jugadores de
tiempos pasados, lograba un subcampeonato en su primer torneo. El certamen que
prosiguió fue su peor registro al mando del club, La Banda terminaba en los
últimos puestos y Díaz parecía no encontrar el rumbo.
El socio castigó
a Passarella con el voto, y D´onofrio asumió como nuevo presidente. Pese a
algunas especulaciones, el flamante mandatario confirmó a Ramón en el puesto. Y
así arrancó el Torneo Final 2014. River incorporó sólo dos jugadores, pero uno
de ellos fue el Torito Cavenaghi, quien volvió para ser campeón, y también
capitán.
|
River, en pleno festejo |
|
El
Millonario comenzó el campeonato con una victoria sobre Gimnasia de La Plata. Luego de un
empate en Rosario, el equipo de Ramón perdió con Godoy Cruz como
local. Un comienzo irregular llenó de dudas a todo River. La siguiente fecha perdió con Colón, en el que fue superado ampliamente, siendo el peor partido del equipo en el campeonato.
Era el turno de
San Lorenzo en el Monumental, y era toda una prueba de fuego para el equipo, también para Ramón. El colombiano Gutiérrez le
dio oxígeno al Riojano y River ganó 1 a 0. Sumó 4 puntos las dos fechas
siguientes, hasta que perdió con All Boys en Floresta. El equipo no levantaba
vuelo.
Llegó Lanús en
la novena, y con una muestra de carácter sumaba su tercera victoria consecutiva de
local. En la décima era hora de jugar con Boca, y aquí River empezó a sacar la
chapa de candidato. Luego de 10 años sin ganar en La Bombonera, Lanzini y Funes
Mori le dieron una alegría inmensa a sus hinchas, y 3 puntos de oro.
|
El plantel con la copa "Raúl Alfonsín" |
Otra victoria de
local, derrota en Córdoba, triunfo contra Rafaela y empate con Estudiantes en
La Plata. River, a fuerza de una gran racha en su cancha, se iba haciendo un
lugar entre los primeros, más cuando derrotó a Vélez en la decimoquinta.
La fecha 16 empata con Olimpo, y El
Lobo platense parecía ir seguro al título. Un
sufrido triunfo con Racing, otra vez de local, y con
Chichizola como figura,
hacia ilusionar a toda la gente.
A dos fechas del
final, el Millonario enfrentó a un descendido Argentinos. El Quilmes de Caruso
había bajado a Gimnasia, allanándole el camino al equipo de Ramón. Mercado y
Teo transformaron, con sus goles, la ilusión de la gente en realidad concreta.
River, de ganar la última fecha, era el nuevo campeón.
Y llegó la
decimonovena. El Monumental desde temprano se dejaba ver lleno hasta el tope.
Todas aquellas amarguras, decepciones, todo ese dolor de ver a un grande en la
mala, estaba a punto de terminar. Al mejor estilo del River tricampeón, el
equipo del Riojano se floreó frente Quilmes. A los 25 minutos ya ganaba por dos
goles, y la hinchada Millonaria sólo esperaba el pitazo final de Trucco para
volver a ser.
Cinco goles convirtió
River. Cada grito era el desahogo propio de una institución que aprendió a
sufrir, que conoció la deriva, que fue herido sensiblemente. Seis años pasaron
para que River vuelva a su lugar
histórico. Fue el equipo más regular, logró 8 victorias consecutivas como local,
7 partidos sin perder en el tramo final del torneo y ganó todos los partidos claves.
|
Cavenaghi, capitán y goleador |
El Millonario es
el campeón, y es el cúmulo de varias cuestiones. Desde la vuelta de Cavenaghi, como
bandera dentro del campo de juego, más el acercamiento de figuras de otros
tiempos al club por iniciativa de la nueva dirigencia, promovieron una vuelta a
los orígenes que le permitió a River acordarse de su historia. La conformación
de un equipo por sobre las individualidades, el nivel parejo entre casi todos
los jugadores del plantel, más la figura de Ramón desde el banco, hicieron de la solidez y la regularidad del equipo, una
de las claves para esta nueva conquista.
Por Marco Iannarelli
@MIannarelli
@105PF