A este plantel sólo podemos
decirles eso, gracias. Costará cerrar la herida por la final perdida, por ese
mazazo que nos dio Götze a punto de terminar el partido y por la mala fortuna que no nos permitió
fundirnos en un abrazo a todos los argentinos, el abrazo que más esperábamos. Nada
que reprocharles a estos jugadores que dejaron todo, que nos llenaron de
felicidad a lo largo de siete partidos, siempre defendiendo de la mejor manera
la camiseta nacional.
El equipo titular vs. Alemania |
Gracias, infinitamente gracias.
Este plantel nos dejó en lo más alto, nos permitió volver a sentir la
adrenalina de jugar una final, de mirar el mundial completo y ya no sólo de reojo, sino hasta el último suspiro, con la esperanza de ser campeones del mundo. Argentina
fue un equipo más allá del rendimiento deportivo en sí. Siempre se recalcó la
unidad, el respeto y el compañerismo entre los jugadores que conformaron la
comitiva que viajó a Brasil.
Gracias por regalarnos un mes donde
nos dejaron soñar. Desde el primer partido con Bosnia y hasta la final, los
argentinos nunca dejamos de entonar el Brasil decime que se siente, de saltar
al ritmo de El que no salta es un inglés y de ser todos técnicos de la selección, aconsejándole
miles de variantes a Sabella partido tras partido.
Gracias por la humildad que
mostraron a lo largo del campeonato. Esta selección logró el contagio de la
gente no sólo por el hecho de ser finalista, sino por los valores que
representaron, esa unidad que hoy nos cuesta un poco como sociedad. Difícil y
hasta absurdo compararlo, pero por qué no soñar con eso también.
Gracias Sabella. Pachorra terminó
ganándose el crédito sobre el final. Injustamente criticado, llegó al mundial
con números impecables. Sólo en tres años de gestión, la selección se clasificó
primera en las eliminatorias, ganó más de treinta partidos, perdió sólo cuatro (uno
al principio de la gestión, dos amistosos y uno ya clasificado para Brasil) y
logró llegar a la definición del mundial, algo que a la Argentina le costó más
de dos décadas.
Argentina en la premiación |
Gracias Messi. Dolió ver a La Pulga
recibir la medalla y el premio al mejor jugador con ese gesto mezcla de
fastidio y de tristeza. No se le dio, hizo lo mejor que pudo. No vamos a
olvidar la excitación que nos invadió el cuerpo con el golazo a los bosnios,
con el fantástico gol agónico a Irán y con las dos perlitas a Nigeria. Después
de ahí todo fue muy difícil. No fue su mejor año en lo físico, llegó al límite,
y los rivales en el mata-mata se lo recordaron cada vez que tocó la pelota. Quedate
tranquilo, Lío, sólo los futboleros circunstanciales y los irracionales son los
irrespetuosos que te discuten.
Gracias Mascherano. El Jefe, de ahora
en más, fue pura garra y corazón. Fue la voz de mando a lo largo del
campeonato. Como si fuera uno de los 4 Fantásticos, nos salvó del gol de Robben
con una barrida memorable que se gritó como un gol. Masche también fue pura
humildad, remarcando que este logro no sólo es de los que fueron en busca del
sueño al Gigante de América, sino de todos los que pusieron su empuje para
llegar al mundial, y que por tal o cual motivo, no estuvieron en la lista
final.
Gracias para Romero y para Rojo,
pero también perdón. El arquero y el defensor, que fueron dos de los que más se
destacaron, fueron los jugadores más denostados antes de la cita mundialista.
Chiquito cumplió desde el primer partido, y de ahí fue creciendo su figura
hasta los penales con Holanda. Dos datos sobre el ex Racing: logró el récord de
imbatibilidad (485 minutos sin recibir goles) que era propiedad del Pato
Fillol, así como también igualó en presencias al histórico golero argentino (54
actuaciones nacionales). Rojo, con gol a Nigeria incluido, fue una garantía a
lo largo del mundial. El jugador del Sporting de Lisboa, el más joven del
equipo, se aseguró el puesto para lo que sigue.
La revancha será en Rusia |
¿Y qué es lo que sigue? Argentina
tiene en el horizonte más cercano algunos amistosos programados, donde
sobresalen el Clásico de Las Américas contra Brasil y una remake de la reciente
final con Alemania. La tarea de los dirigentes será definir quién estará al
frente de la selección. Esto se tratará de convencer a Sabella, que sembró dudas
sobre su continuidad, o bien, ir en busca de un nuevo nombre.
Se han hecho las cosas muy bien
como para cambiar de timón ahora. A menos que Pachorra crea que es un ciclo
cumplido, debería seguir al mando del equipo nacional. Es con él que hemos
vuelto al primer plano mundial, a conformar un grupo sólido y que da
resultados. Además, con el pergamino de haber sido finalista en Brasil terminó
por ganarse al público, lo que puede generar que el camino a Rusia sea más
ameno, con menos presiones y más banca popular. Yo te pido que te quedes,
Sabella. Quiero revancha en el territorio más grande del mundo. Ah, gracias
nuevamente.
Por Marco Iannarelli
@MIannarelli
@105PF
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