Por Martin Muelas
@martinm87
A días de anunciar su
retiro, esta semana toca homenajear a
uno de los grandes mediapuntas que dio el futbol español. Luego de casi dos
décadas brillando en La Liga ,
Juan Carlos Valerón, de 37 años, cuelga las botas.
Nacido en Arguineguín,
un pueblo de la paradisíaca Isla de Gran Canaria, comenzó a jugar de pequeño en
las canchas de su barrio. Y luego con el tiempo se sumo a las filas de la Unión Deportiva
Las Palmas. Teniendo condiciones y una gran habilidad con el balón
sorprendentemente, el Flaco no era el crack de la familia. Uno de sus hermanos
mayores, según cuentan era la gran promesa del club pero desgraciadamente, años
mas tarde, una lesión temprana lo privaría de continuar su carrera de
futbolista. Allí debutó en mayores, y jugando junto a su hermano y junto a su
amigo Manuel Pablo logró el ascenso a la segunda categoría.
Hace poco, en una
entrevista concedida, el Flaco contó una curiosa anécdota: cuando comenzaba su
carrera como profesional fue entrenador del volante David Silva. Así es, el
jugador del Manchester City fue dirigido por él cuando tenía entre 7 y 8 años,
ya que en Las Palmas, los jugadores del primer equipo acostumbran a dirigir a
los más chicos. “Allí, como valor principal, nos enseñan a querer al futbol”
sintetiza el jugador.
En la Unión Deportiva
entonces dirigido por Ángel Cappa, Juanito mostró un gran nivel, y llamó la
atención de los directivos del Mallorca. Quienes lo incorporaron a sus filas en
1997. Por primera vez se alejaría de su pueblo natal, pero aceptó el desafío
con ánimos de triunfar, también lo ayudó el hecho de ir a vivir a otra isla con
un clima parecido haciendo mas llevadera su adaptación.
El flaco de Arguineguín se caracterizó siempre
por su juego vistoso. Siendo uno de esos jugadores por los que no teníamos reparo
alguno en pagar una entrada para ir a la cancha. Sabiendo que siempre con
alguna jugada, algún movimiento, algún pase o algún otro detalle, nos iba a
dejar contentos.
Un año le bastó para
dejar una huella imborrable en el club bermellón, mostrando un gran nivel en la
máxima categoría del futbol español y deleitando a los aficionados. Protagonizó
una de las temporadas mas importantes en la historia de este club, donde
dirigidos por Héctor Cúper llegaron a la final de la Copa del Rey, perdiéndola
luego de un partido muy parejo en la definición por penales. Esto hizo que un
grande, el Atlético de Madrid se fijara en él con vistas de incorporarlo a la
temporada siguiente.
Con el Aleti tuvo que
lucharla, pero se ganó el puesto finalmente relegando al fichaje estrella de
esa temporada, Juninho Pernambucano. Debido a esto, y al gran nivel mostrado,
comenzó a ser citado a la selección absoluta de España. A pesar de su buen
presente no pudo evitar que el club, en
la temporada más catastrófica de su historia, descendiera a la segunda
división. Constituyendo esto, su primer gran golpe en el futbol profesional. El
plantel del Atlético se desmanteló y Valerón, que era bien visto por todos en
la liga, fue a parar al Deportivo La Coruña.
El equipo venia de ser campeón de la liga y se reforzó
adecuadamente con vistas de protagonizar de la mejor manera posible la Champions League.
Con la roja, el Mago
de Arguineguín disputo dos Eurocopas y un Mundial, el de Corea-Japón 2002.
Torneo en el que España fue injustamente eliminada luego de un arbitraje
espantosamente localista. Le tocó vivir los años en que nunca podían superar
los cuartos de final en los torneos grandes. Sin embargo su impredecible forma
de jugar sirvió de inspiración para la nueva camada que cambiaría para siempre
el destino del futbol español.
El Depor sería el club
que marcaría para siempre la vida deportiva del futbolista. Sus mejores años y
su pico de rendimiento pudo verse vistiendo esta camiseta, que a lo largo de 13
años le daría muchas alegrías pero también algunas tristezas.
En el club gallego fue
protagonista en los años de gloria, en tiempos del “Súper Depor”, compitiendo
en la liga, y logrando dos Supercopas y la tan recordada Copa del Rey del
Centenariazo contra el Real Madrid de los galácticos de Florentino Pérez. En
2004, llegó a semifinales de la
Champions , luego de eliminar consecutivamente a Juventus y
Milan, cayendo con el Porto en una serie marcada por la paridad y por el
polémico arbitraje del partido de vuelta. También supo mostrar su sapiencia
contra otros grandes equipos en Europa, como por ejemplo la noche de las tres
asistencias a Roy Makaay en Munich. Cuando los rivales mas aceleraban sus
pulsaciones, el frenaba y observaba, y luego actuaba. Siempre buscando el pase
al vacío. El espacio milimétrico entre las piernas rivales.
Con el correr de los
años, el flaco se convirtió en el líder por excelencia del plantel gallego, a
pesar de tener que pelear el puesto en sus inicios con un gran Djalminha,
terminó siendo titular indiscutido y figura. Usando el dorsal 21, compartió
equipo nuevamente con su amigo coterráneo Manuel Pablo, con quien también
coincidió vistiendo la casaca roja de la selección.
Alternativamente le
tocó vivir momentos difíciles en el Depor. Tuvo dos años en los que casi no
pudo jugar debido a lesiones en la rodilla y posteriores recaídas. El equipo
tampoco andaba muy bien y luego de algunas temporadas al borde del abismo,
finalmente le tocó sufrir el tan temido descenso. Vio como pasaron de las
grandes viejas épocas a ese presente tortuoso. Meditó con el retiro pero
decidió continuar un año mas jurándose que devolvería al club a donde se
merecía. Luego de un año en gran nivel, pudo cumplir y volver a primera
división. “Este ascenso vale por dos Champions” manifestó luego del partido que
definió la vuelta.
De conducta
intachable, en los últimos diez años, recibió sólo dos tarjetas amarillas… y
las dos por error. Juan Carlos es valorado por todos por su condición técnica,
pero sobre todo por su calidad como compañero. Es considerado una referencia
para los demás futbolistas, imponiendo respeto desde su alegre forma de ser. Un
tipo tranquilo y positivo que siempre supo llevarse bien con los de su equipo y
también con los rivales. Nunca tuvo una palabra más alta que la otra. Hoy día,
es aplaudido por las gradas de cada estadio y cada escenario del campeonato
español, teniendo un nivel de reconocimiento similar al de Andrés Iniesta.
Incluso es reconocido en Vigo, hogar del eterno rival del Depor.
Apasionado de la música y fiel seguidor de los Red Hot Chili Peppers,
cada vez que andan por Europa va a verlos. En sus ratos libres también suele
invitar a sus amigos a jugar a la
Play en su casa. Valerón, a su vez, es un gran admirador de
los jugadores argentinos, en una nota concedida a El Grafico, se deshace en
elogios hacia los compañeros con que le tocó jugar. Valorándolos por sus
condiciones técnicas pero sobre todo por su amor propio y su competitividad. Al
ser consultado, dice que por similitudes su propio juego es comparable con el
de Aimar y Riquelme. También muestra un profundo respeto por Fernando Redondo,
jugador que lo tenía fascinado por su forma de jugar. Y obviamente, alaba tanto a Diego Maradona
como a Lionel Messi.
Del Bosque lo elogió: “hoy en día podría jugar tranquilamente en esta
selección”. “¿Cuantos años tiene?” preguntaba recientemente Cristiano Ronaldo
cuando le tocó disfrutar de su juego en un partido que comenzó desde el banco,
no pudiendo creer que a su edad el Flaco aún fuera capas de mostrar tal nivel.
“Valerón es el jugador con el que mejor me he entendido. No se equivoca nunca.
Me recuerda a Zidane. Nació genio y morirá genio” manifestaba un convincente
Pep Guardiola.
Castigado por el tiempo y disminuido desde lo físico. Después de 13 años
en La Coruña el
enganche anunció su partida. Tras el partido a vida o muerte ante la Real Sociedad ,
Valerón tuvo la despedida mas triste que se pudo llevar. El Depor finalmente
descendió a la segunda categoría y la magia del canario desaparecerá de los
terrenos de juego. Posiblemente un equipo de Qatar o Dubai consiga disfrutar
durante algún tiempo más de su talento. Para nosotros sólo quedará su recuerdo.
Su don de buena gente, siempre sonriente con quien se acerque a pedirle una
foto o un autógrafo. Su elegancia para jugar. El concepto de juego que
predicaba a sus compañeros. Nos dejó muchas cosas.
“Tranquilidad para jugar y tomar buenas decisiones” eran sus máximas al
equipo en la charla previa a salir a la cancha en cada partido. Para los que
vemos en este deporte algo más de lo evidente, Valerón nunca pasará
desapercibido. No se sabe si él extrañará al futbol o si, el futbol lo
terminará extrañando mas a él. Me inclino más por la segunda opción.
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