En la sexta parada del colectivo
cuatro decidí bajarme para recorrer el Parque Chacabuco. El pulmón del barrio
está ubicado en la calle Emilio Mitre, las avenidas Eva Perón, Curapaligüe, Asamblea, y es atravesado por
la autopista 25 de mayo. El Parque es dueño de diferentes habitaciones en las
que un niño, un joven y un adulto pueden apropiarse. Incluso las flores tienen
su propio espacio, y los perros pueden correr libremente.
Me senté en un banco y observo la pista de
atletismo del Parque. Allí entrenan los alumnos del Profesorado de Educación
Física del Instituto Dickens, y durante el fin de semana los vecinos le dan
vida a los cuatrocientos metros de la pista corriendo de un lado hacia el otro.
En este lugar, la calma pareciese ser la protagonista pero el ruido de los
vehículos le quita relevancia para ocupar el rol principal de la escena.
Los vecinos se quejan desde que Rogelio Barrera, el gerente
de Autopistas Urbanas, anunció en el 2004 junto al Gobierno de la Ciudad, construir una
nueva subida y bajada a la autopista 25 de mayo. El proyecto de 7.5 millones de
dólares, haría que el ruido del tránsito
y los accidentes aumenten. El Profesor
de Educación Física Hernán Perluzzo, estaba haciendo el ingreso al Dickens en
el 2008 cuando las máquinas comenzaban a irrumpir la concentración de los
aspirantes. Los vecinos manifestaron su
descontento con denuncias en la Defensorías del Pueblo de la Ciudad presentando
amparos. Además, recolectaron firmas en el barrio para frenar la obra. No fue
suficiente. En el 2009 concluyó la primera etapa de la revitalización del
Parque Chacabuco. El barrio entero reclamaba una audiencia pública y denunciaba
la violación del código de Parlamento Urbano. Desde el Centro de Gestión y Participación
Comunal número seis, correspondiente a Parque Chacabuco, los vecinos sostienen
que habría un negociado detrás de semejante obra.
La nueva subida de la AU1 estaba planificada para pasar
por la pista de atletismo y el polideportivo. La bajada se ideó a la altura de
Curapaligüe que desembocaría en la calle Zuviría. Por un problema del desagüe,
el gimnasio del parque donde practican los alumnos del Dickens se inundó tres
veces, lo que implicó una nueva movilización por parte de los habitantes de Parque
Chacabuco. La unión del barrio logró frenar con el trabajo pautado en un
principio. Se restituyó el ancho original de la pista de atletismo, disminuido
por la construcción de rampas para la autopista en uno de sus lados, se mejoró
la iluminación y se revitalizó el sistema de desagües de la pista.
Parque Chacabuco es de todo el mundo que quiera
conectarse con la naturaleza y con uno mismo. Miro como las hojas de los
árboles tienen vida y bailan al compás del viento. Siento la calidez con la que
un niño juega con su padre y la vitalidad con la que los mayores corren. A
pesar del ruido que persiste en el Parque, y que los vecinos continúan
lamentándose contra las autoridades, puedo sentir el silencio del ambiente que
me regala mi paz interior.
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