miércoles, 9 de abril de 2014

Riquelme, esa estrella que no se apaga




Otro buen partido jugó Juan Román Riquelme el último domingo en su casa, La Bombonera. En el mismo escenario, hace 15 días, fue el mejor jugador de su equipo frente al rival de siempre, River Plate. Con un maravilloso gol de tiro libre en esa ocasión, y con un gol de penal frente a Godoy Cruz, el eterno enganche Xeneize empezó a discutir su renovación de contrato.
Libertadores 2007
Riquelme, luego de ganar con el club de sus amores la Copa Libertadores del 2007 –siendo la gran figura y goleador- se volvió a tierras españolas, precisamente a las instalaciones del club Villarreal -dueño de su pase- que lo cedió a préstamo tras su pelea con el Ingeniero Pellegrini, técnico por aquel entonces del Submarino Amarillo.
El vínculo con los fanáticos se marcó a fuego. Ese jovial Riquelme que dejó Argentina allá por el 2002 con varias medallas, un sinfín de lujos, gambetas, y siempre con la "10" de Boca en su espalda, había vuelto para revalidar todas esas hazañas. Quizás, y a juicio personal, fue la mejor versión del Román jugador. En gran plenitud física, con un instinto goleador como nunca antes, haciendo jugar mejor a sus compañeros, y sometiendo rivales hasta hacerlos caer de rodillas.
Finalmente Boca Juniors compró el pase del astro al equipo de Castellón. Fue una operación histórica que rondó los 15 millones de dólares (divididos en 4 años, entre compra y contrato), argumentando que la gloria deportiva y los éxitos venideros respaldarían rápidamente el dinero emergido de las arcas del club de Brandsen al 905.
Empezaba el 2008, Carlos Ischia firmaba como nuevo técnico, aquél que acompañó a Bianchi en la época dorada. Al final de ese año, en el medio la muerte inesperada de Pompilio, presidente del club en ejercicio, Boca lograba otra estrella: el Apertura 2008, y otra vez Román como emblema, jugando 17 partidos y convirtiendo 5 goles. Sumando también la Recopa Sudamericana de ese año, contra Arsenal de Sarandí.
Desde allí, las lesiones empezaron a perseguir a Riquelme, no pudiendo completar más de una veintena de partidos en el 2009 debido a la famosa Fascitis plantar, que lo dejó cuatro meses afuera de las canchas.
El 2010 tampoco le fue esquivo en cuanto a los problemas físicos. Una lesión en su rodilla izquierda lo alejó otros tres meses de la pelota, lo que ocasionó que durante ese año no haya podido jugar más de 15 partidos. Un gesto distinguió al enganche en ese duro momento que le tocaba atravesar, pues decidió donar su sueldo mientras estuviese lesionado al club, para que éste lo invirtiese en las inferiores.
Es durante este año donde se desató una gran novela en cuanto a la renovación de un nuevo vínculo. Sus devotos, los fanáticos del club, y todo aquel amante del fútbol no concebía otro desenlace que no fuese la extensión del contrato.
Éste finalmente se concretó, Riquelme era por cuatro años más jugador de Boca Juniors. Un único dirigente se opuso a la renovación: Daniel Angelici, que renunció a su puesto de tesorero por la disconformidad con la firma de la rúbrica.
Festejos Apertura 2011
Román prometió ganar algo más durante ese tiempo: "Ya me siento jugador de Boca, ojalá podamos pasar muy bien estos cuatro años que vienen". Y ese algo más llegó. Fue el Apertura 2011 y la Copa Argentina 2012, ya con Falcioni como DT. Con Pelusa tuvo una tensa relación, cuestión que lo llevó a la decisión de no jugar más en su club, pero claro, después de haber llegado a otra final de Libertadores donde, con actuaciones claves y al límite de lo físico, había marcado la diferencia. Otra vez.
A finales del 2012 La Bombonera repleta pidió por él y por la vuelta de su padre futbolístico, Carlos Bianchi. El destino los encontraba otra vez. El hecho de haberse perdido dos pretemporadas le jugó una mala pasada al eterno "10", jugando esporádicamente por precaución a nuevas lesiones, o por la concreción de las mismas.
Aun así, llevó la bandera nuevamente del equipo en la Libertadores 2013, dejando afuera al último campeón –Corinthians-  con gol suyo, en Brasil.
Desde allí, y hasta estos días, se habla una y otra vez del fin de su contrato el próximo 30 de junio y la posibilidad de la no renovación. Es cierto que, ya con casi 36 años, no es el Román pleno que  se pudo ver en grandes definiciones a nivel local, continental y mundial, llevando al Xeneize a lo más alto del podio a nivel clubes. Pero también es cierto que sigue marcando la diferencia en un fútbol irregular, y es, junto a Gago, una luz de esperanza en el presente de Boca Juniors.
El amor incondicional que recibe por parte de la hinchada en cada función de local, y las palabras de Bianchi en conferencia de prensa: “Es un jugador necesario”, marcan la postura a favor de que Román siga vestido de Azul y Oro.
Hasta el propio presidente Angelici dijo que es difícil imaginárselo con un "10" de otro color en la espalda. Pero es él quien tendrá la responsabilidad, junto al resto de la comisión directiva, de que el protagonista de la obra siga llenando de felicidad a sus románticos en el patio de su casa. Pero si le bajan el pulgar deberán lidiar, y más aún la figura del presidente, con el costo político que acarreará dejar en libertad al ídolo de la institución.




Marco Iannarelli
@MIannarelli
@105PF

 

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