viernes, 14 de junio de 2013

Mirra, el símbolo del hombre




     Parece arena de color gris oscuro traída de alguna playa lejana con un aroma indescriptiblemente confortable. La mirra tiene origen en el sudeste de Etiopía, precisamente en las provincias de Harer y de Ogaden. El procedimiento para su extracción consiste en hacer un corte profundo en la corteza del árbol Commiphora myrrha, de dos a cuatro metros de altura, y se quita un líquido aceitoso de color blanco amarillento. Aunque con los días transforma su pigmento a un tono marrón rojizo.
Los campesiones etíopes son quienes se encargan de exudar la resina para luego comercializarla. La mirra es exportada a Grasse, donde por el método de destilación al vapor es transformada en esencia.
Este aroma es utilizado por perfumistas. En cambio, en la antigüedad los egipcios la usaban para embalsamar a los muertos u ofrendar a sus dioses. Según los griegos, la mirra existe a partir de una joven que fue convertida por los dioses en árbol por mantener relaciones sexuales con su padre. A su vez, este producto mítico es recomendable para mejorar el dolor de encía y garganta; se consume en bebida caliente. Sin embargo, no se aconseja ingerirla sin antes diluirla porque provoca irritaciones y quemaduras. En la religión cristiana se dice que a Cristo le ofrecieron mirra cuando estaba en la cruz, por lo que simboliza la pasión y muerte de Cristo. Además, el incienso es característico durante la misa; en la iglesia católica se cree que los ángeles lo derraman en el cielo.
Por otra parte, favorece al chakra del tercer ojo, atrae amor y salud. Es protectora del hogar, purifica el ambiente y elimina las energía negativas que habita el espacio.
El árbol Commiphora myrrha. Fuente: Google imágenes

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