viernes, 28 de junio de 2013

La victoria continúa

En la sexta parada del colectivo cuatro decidí bajarme para recorrer el Parque Chacabuco. El pulmón del barrio está ubicado en la calle Emilio Mitre, las avenidas  Eva Perón, Curapaligüe, Asamblea, y es atravesado por la autopista 25 de mayo. El Parque es dueño de diferentes habitaciones en las que un niño, un joven y un adulto pueden apropiarse. Incluso las flores tienen su propio espacio, y los perros pueden correr libremente.
Me senté en un banco y observo la pista de atletismo del Parque. Allí entrenan los alumnos del Profesorado de Educación Física del Instituto Dickens, y durante el fin de semana los vecinos le dan vida a los cuatrocientos metros de la pista corriendo de un lado hacia el otro. En este lugar, la calma pareciese ser la protagonista pero el ruido de los vehículos le quita relevancia para ocupar el rol principal de la escena. 
Los vecinos se quejan desde que Rogelio Barrera, el gerente de Autopistas Urbanas, anunció en el 2004  junto al Gobierno de la Ciudad, construir una nueva subida y bajada a la autopista 25 de mayo. El proyecto de 7.5 millones de dólares,  haría que el ruido del tránsito y los accidentes aumenten.  El Profesor de Educación Física Hernán Perluzzo, estaba haciendo el ingreso al Dickens en el 2008 cuando las máquinas comenzaban a irrumpir la concentración de los aspirantes.  Los vecinos manifestaron su descontento con denuncias en la Defensorías del Pueblo de la Ciudad presentando amparos. Además, recolectaron firmas en el barrio para frenar la obra. No fue suficiente. En el 2009 concluyó la primera etapa de la revitalización del Parque Chacabuco. El barrio entero reclamaba una audiencia pública y denunciaba la violación del código de Parlamento Urbano. Desde el Centro de Gestión y Participación Comunal número seis, correspondiente a Parque Chacabuco, los vecinos sostienen que habría un negociado detrás de semejante obra.
La nueva subida de la AU1 estaba planificada para pasar por la pista de atletismo y el polideportivo. La bajada se ideó a la altura de Curapaligüe que desembocaría en la calle Zuviría. Por un problema del desagüe, el gimnasio del parque donde practican los alumnos del Dickens se inundó tres veces, lo que implicó una nueva movilización por parte de los habitantes de Parque Chacabuco. La unión del barrio logró frenar con el trabajo pautado en un principio. Se restituyó el ancho original de la pista de atletismo, disminuido por la construcción de rampas para la autopista en uno de sus lados, se mejoró la iluminación y se revitalizó el sistema de desagües de la pista.

Parque Chacabuco es de todo el mundo que quiera conectarse con la naturaleza y con uno mismo. Miro como las hojas de los árboles tienen vida y bailan al compás del viento. Siento la calidez con la que un niño juega con su padre y la vitalidad con la que los mayores corren. A pesar del ruido que persiste en el Parque, y que los vecinos continúan lamentándose contra las autoridades, puedo sentir el silencio del ambiente que me regala mi paz interior.

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