miércoles, 2 de octubre de 2013

Breaking Bad

Esta semana en +Medios casi como una obviedad y porque nos cuesta asumir la finitud de las cosas, hablaremos del mundo de las adicciones, valga la redundancia, trayéndoles una de las series más adictivas de los últimos tiempos. Con el humo disipándose luego de uno de los finales más esperados de la televisión mundial, nos embarcaremos en analizar Breaking Bad. Escribir sobre este fenómeno, es decir que uno ha tenido la suerte de ver una historia reveladora, sin lugares comunes y donde el concepto del antihéroe se recrea temporada a temporada, porque sin dudas haber visto la creación y, consiguiente, evolución de Walter White/Heisenberg es hablar de un ícono. Creada por Vice Gilligan (guionista de “X Files”), Breaking Bad nos presenta a Walter White (Bryan Cranston), un profesor de química, que tras ser diagnosticado con cáncer de pulmón terminal decide comenzar a ”cocinar” metanfetaminas junto a un ex alumno, Jesse Pinkman (Aaron Paul), para dejarle dinero a su familia una vez que haya muerto.


Breaking Bad, en su traducción literal es entendida como “partirse a malo”. En el primer capítulo, Walter define la química como el estudio del cambio. Esta definición será troncal en el argumento, ya que asistimos a lo largo de 62 capítulos, al “rompimiento de un cascaron” donde el amable profesor White, un hombre con una familia tipo, dos trabajos y un bajo perfil, asume un alter ego llamado Heisenberg (proviene de Werner Heisenberg, Premio Nobel de Física y quien formuló el “principio de incertidumbre”). La transformación que veremos, busca acrecentar la figura del antihéroe en el drama, haciéndonos dudar de la empatía que sentimos con el protagonista a medida que comete hechos reprobables junto con Jessie y demás personajes. Por el otro lado, toda historia presenta figuras contrapuestas y en esta, quien está llamado a ser el héroe es Hank Schrader (Dean Norris), agente de la DEA (“Drug Enforcement Administration” o “Departamento de Drogas” en Argentina) y cuñado de White. Un personaje incorruptible que equilibrará la balanza(entre lo “correcto y lo incorrecto”) en el programa.

Una serie que se planteó y ejecutó en tiempo y forma. Quizás, uno de los secretos de este excepcional producto televisivo, fue el respeto hacia sus fans al no alargar innecesariamente una historia por el solo hecho de ser rentable. Tan paradójico es a veces el mundo del entretenimiento que en boca de sus propios creadores el show no debería haberse seguido emitiendo tras su segunda temporada, debido a su baja audiencia. Pero la cadena (AMC) dejó madurar el guión y a lo largo de las temporadas, el rating creció de 1,3 millones de espectadores a 6,7.  Agregando que AMC aceptó el proyecto luego de que fuera rechazado por dos compañías de la envergadura de HBO y FX.

Algunos otros datos interesantes son que el co-protegonista de Breaking Bad, Jessie Pinkman, era un personaje que estaba planeado que fuera asesinado en la primera temporada ( nos hubieramos perdido muchos "Yo" y "Bitch"),pero al ver la química (nunca mejor utilizado el término) que había con Walter, decidieron dejarlo vivir y desarrollar la historia con él. A su vez, no es casual que Bryan Cranston fuera elegido para el papel de Walter White,ya que había trabajado con Vince Gilligan en "X Files" y no dudó en llamarlo para interpretar a este personaje tan simpático y oscuro. Un dato que no ha escapado al oído de los fans es el "spin off" (un programa que deriva de un personaje de otro programa) que se llevará acabo con el famoso abogado de la serie, Saúl Goodman (Bob Odenkirk), que también será guionado por Vince, se llamará "Better Call Saul" y será una precuela con toques de humor y menos de ese drama oscuro que supo mostrarnos Breaking Bad. El último dato que resaltaremos es haber sido nominada 42 veces en los premios Emmys,consiguiendo en esta última entrega ser elegida como "mejor serie de drama". 

Estrenada en el 2008 con una crisis inmobiliaria fuertísima en los Estados Unidos, Breaking Bad, no solo muestra lo que esta dispuesto hacer un hombre desesperado, sino como nunca es tarde para reinventarse. A los 50 años, el viaje de este personaje será mucho más profundo que el de ser el nuevo "Rey de la Metanfetamina" , lo que en verdad hará, será comenzar a conocerse a si mismo y ,nosotros, como espectadores nos iremos embarcando en sus aventuras para entender que nunca llegamos a conocer a quien tenemos enfrente ni siquiera, quizás, a nosotros mismos.Así, con la pena y el sabor agridulce de los finales, Breaking Bad, se despide para convertirse en uno de los símbolos televisivos del siglo XXI. 

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